Hoy vamos a hablar del equilibrio que debe haber entre lo que me resulta imposible y súper fácil.

Esa sensación a mitad de camino entre estar perdiendo el tiempo haciendo algo que lo podría hacer tu sobrino, o perdiendo el tiempo porque estás haciendo algo de lo que no tienes ni idea, pero ahí estás.

Pues resulta que el húngaroestadounidense y Doctor en psicología Mihály Csíkszentmihályi (no es una clave de wi-fi, es su apellido), formuló una teoría de lo más interesante al respecto de este tema. La llamó La Teoría del Flujo.

La Teoría del Flujo habla, en lenguaje llano, sobre ese estado mental de equilibrio, motivación y desempeño al 100% que tenemos cuando estamos desarrollando una actividad lo suficientemente desafiante para nosotros, y para la cual tenemos las habilidades y herramientas necesarias.

Por poner un ejemplo y bajar las ideas a tierra, ese estado mental del que hablamos es ese momento de «flow» que sentimos cuando sabemos hacer aquello que queremos hacer. Fluimos cuando lo conocemos, lo hemos vivido o nos hemos preparado para ese momento concreto. Sabemos las herramientas necesarias y controlamos las destrezas más útiles para llevar a cabo nuestra labor.

Esa es la «Flow Zone»: Cuando estamos dando nuestro 100% mental y físico en el desarrollo de una acción, y dejamos de lado cualquier otro tipo de necesidad que podamos tener.

Tenemos tanta motivación y estamos disfrutando tanto, que dejamos a un lado nuestro ego, no somos conscientes del paso del tiempo y nos comprometemos totalmente con aquello que estamos haciendo.

¿Pero qué pasa cuando tengo que desarrollar una tarea que no comprendo o no sé cómo se tiene que hacer? que llega la ansiedad. Al no tener suficientes herramientas o destrezas para llevar a cabo dicha labor, nos sumergimos en un estado de desequilibrio y ansiedad.

Pero puede ocurrir lo contrario. Que tengamos más conocimientos y destrezas de las necesarias sobre la labor que tenemos que desarrollar y por lo tanto no nos suponga ningún desafío. Es como si le propones a un atleta profesional jugar al «pilla-pilla» con un grupo de niños de 1º de primaria. Aburrimiento total.

Dicho lo cual, en ese equilibrio místico, mágico y maravilloso se situa la zona donde fluye el buen rollo, el buen karma o como lo quieras llamar. Cuando sabemos lo que tenemos que hacer, sabemos hacerlo en su justa medida y mantenemos nuestra concentración al 100%  en la tarea.

Sinembargo, podemos tener momentos en los que nos salimos de la Zona de Flujo. Son esos momentos en los que nos perdemos por unos momentos, no hemos entendido la pregunta, o no sabemos cómo hacer una tarea referente a nuestra labor y que no la terminamos de pillar.

En esos momentos (representados en azul en la imagen inicial), ya sea el facilitador de la sesión que se esté llevando a cabo, o nosotros/as mismos/as, debemos reconducirnos al estado de flujo, y ser conscientes que si no sabemos algo, lo debemos preguntar. Y si no tenemos ciertas destrezas o herramientas, nos tenemos que formar.

Espero que os haya gustado la entrada de hoy y que gocéis tanto como yo de estar en la Zona de Flujo. Comentadme qué os ha parecido, y si quieréis que os cuente algo sobre algún tema que os interese relacionado con la creatividad y el #sentimientodeequipo estaré encantadísimo.

¡Un saludo!