Cuando comenzamos un proyecto, ya sea personal o profesional, pretendemos que de alguna forma sea algo memorable. Es decir, que merezca la pena y que quede en nuestro recuerdo con el paso del tiempo. Para que esto suceda, el proyecto debe ser algo rompedor, diferente a lo conocido hasta ahora o que de alguna forma nos impacte y haga chispa en nuestro cerebro. Que tenga ese llamado efecto «¡Wow!» en nuestro pensamiento y realmente nos emocione.

Hasta aquí estamos de acuerdo y suena todo muy bien, pero ¿de dónde saco yo ese conjunto de detalles que hacen MEMORABLE un  proyecto? ¿Cómo provoco esa chispa en el cerebro? ¿Dónde está la creatividad?

He expresado la pregunta con un ¿dónde? porque la creatividad implica acción. No puedes encontrar «la creatividad» si no te mueves, si no realizas acciones para trabajar la parte creativa de tu cerebro. Se puede hablar aquí sobre el hemisferio creativo y el analítico y toda la teoría sobre neurociencia, pero para encontrar la creatividad debes querer ser creativo. Y lo más importante es que no sólo debes ser tú la persona creativa, sino que tu entorno también debe aportarte creatividad.

Una vez que tenemos claro que se necesita acción para encontrar creatividad, vamos a ver cómo se desarrolla un proyecto desde la creatividad. De esta manera encontraremos la respuesta.

Siempre que se comienza un proyecto existe un porqué. Una razón que te motiva a empezar: el reto, el problema, la situación de una comunidad, conseguir un objetivo, etc. Hay algo por lo que te pones en marcha. Cuando tienes eso claro, te pones a planificar una serie de cosas y sigues «el manual». Es decir, el conjunto de pasos establecidos para el desarrollo de un proyecto, que podrás encontrar en Google y que no voy a desarrollar aquí.

Para abordar un proyecto desde la creatividad necesitas desarrollarlo con otras personas. Aquí está la verdadera creatividad. Es en la suma de talentos donde reside la verdadera creatividad, porque donde tú ves algo difícil, alguien de tu equipo ve alguna solución posible. Y donde otra persona tiene un punto de vista diferente al tuyo, es donde se generan diálogos y dinámicas muy interesantes para encontrar soluciones poniéndonos en el lugar de los demás.

En ocasiones podemos pensar que estamos solos/as ante el peligro, pero no es así. Proveedores, clientes, socios y amistades pueden formar parte de nuestro «equipo» a la hora de desarrollar un proyecto. Sólo tenemos que juntarlos alrededor de una mesa como en un Consejo de Sabios y empezar a preguntar, jugar y exponer todos los puntos de vista respecto al proyecto que tenemos en marcha.

Una vez que sabemos que la creatividad está en el equipo, el siguiente paso es extraer esa creatividad y ponerla al servicio de nuestro proyecto mediante dinámicas y actividades que, como ya hemos dicho anteriormente en este post, nos pongan en acción para tener éxito con nuestro proyecto.

Tan importante es querer ser creativo, como encontrar las herramientas adecuadas para canalizar y potenciar nuestra creatividad hacia donde nosotros/as queramos. Hace falta equipo, herramientas y entorno adecuado para desarrollar proyectos creativos y memorables.

Espero que te haya gustado el post de hoy y que consigas encontrar a tu Equipo-A de la creatividad. Si tienes cualquier pregunta, propuesta o simplemente tienes algo que aportar, será bienvenido en los comentarios. Au!